lunes, 13 de diciembre de 2010


Formación del lector
Formar un lector desde la escuela, requiere orientar (no obligar) a los estudiantes para que comprendan que la lectura es importante como medio para compartir pensamientos y emociones con otras personas. Leer no es un requisito único para obtener conocimientos, ni es un acto obligatorio impuesto por el docente como parte de su rutina diaria. Leer es un acto que debe ser libre, más que impuesto debe ser una actividad que en el alumno realice motivado y apasionado, el amor hacia esta actividad lo tomara poco a poco cuando encuentre, por ejemplo en la literatura historias que le permitan situarse como un personaje más, interpretar al mundo y haga volar su imaginación. Por esto, para formar el hábito lector es preciso contar con textos adecuados a su capacidad de comprensión e intereses.
Así mismo, hay que tomar en cuenta que en el aula de clases la lectura se ha vuelto una actividad obligatoria, puesto que si dejamos que esta sea voluntaria solo unos pocos querrán hacerlo y el resto se dispersará, algunos ni siquiera escuchan la exposición oral de sus compañeros y otros no hacen un mínimo esfuerzo por aplicar técnicas de comprensión lectora, para asimilar todo aquello que están escuchando. Lamentablemente, el poco esfuerzo del docente por mejorar esta debilidad hace que los estudiantes no consideren a la lectura como algo realmente importante. Por otro lado, se la da más importancia a la enseñanza de la lectura en los primeros niveles académicos, pero una vez que el estudiante adquiere esa habilidad no se le forma para leer y comprender, es decir una vez que aprenden solo practican una “recitación” de lecturas que quizás no tienen sentido para ellos, esto debería ofrecer más bien una invitación a reflexionar para comprender lo que el texto en si les ofrece.
Ahora bien ¿Dónde se forma verdaderamente el lector? Pudiera pensarse que es la escuela la que debe darle prioridad a esta actividad y tal vez así debería ser. Sin embargo, es más probable que los niños que observan en el hogar a los adultos leyendo se interesen por dedicarse con disciplina a esta actividad. De allí, que formar al lector depende de la familia, por ser el lugar donde se adquieren los hábitos que formaran parte de la vida de la persona hasta ingresar a la institución escolar y a la sociedad.
La escuela simplemente refuerza las costumbres positivas que el niño trae desde el hogar, en este caso el habito lector, en sus manos esta motivar al niño ilusionado que tiene deseos de leer todas las historias que no pudo leer en su hogar. Por ello, las aulas de clases deben contar con bibliotecas con abundantes materiales, textos y revistas que sirvan de apoyo a las estrategias que el docente aplica para que sus alumnos se interesen por practicar la lectura, no como una tarea sino como una habilidad para entretenerse en sus momentos de ocio. Tristemente, al llegar a la adolescencia el estudiante encuentra elementos más atractivos para él con los cuales divertirse, ya la lectura no es de su interés, si lo hace es para cumplir con una actividad académica pero no está entre sus prioridades de ocio alternativo.
Formar lectores críticos, reflexivos y apasionados no es una tarea fácil, puesto que cada quien decide cuándo y qué leer. Todo depende de los intereses individuales de las personas, por ello es una acción intrínseca. En este sentido Cerrillo (2004) refiere: “La decisión de ser lector la toma, libre y voluntariamente, cada individuo, más allá de prácticas lectoras regladas, obligadas o programadas; en todo caso, lo que la institución puede hacer es allanar el camino para que esa decisión pueda ser tomada más fácilmente”. (P. 8)
Ciertamente, la escuela juega un papel importante en la formación de hábitos lectores y el docente es responsable de cultivar esta práctica tanto en el aula como fuera de esta. Es su compromiso que la lectura tenga tanta importancia como cualquier otra actividad, por ello es preciso que dedique momentos de su jornada para reflexionar junto a sus alumnos algún texto narrativo o literario que despierte el interés de todos. También, ha de ver a la lectura como un elemento que va mucho más allá de un enfoque alfabetizador, puesto que brinda la oportunidad de comprender e interpretar.
Referencias
Cerrillo, Pedro (2004). Los nuevos lectores: la formación del lector literario. Universidad de Castilla La Mancha. España. [Documento en línea]. Disponible: http://www.alonsoquijano.org/cursos2004/cursos%202005/promocion_lectura/ponencia/Los%20nuevos%20lectores.%20Pedro%20Cerrillo.pdf

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